Salida al Mirador de los Buitres.
La salida comenzará desde el Pabellón Siglo XXI, donde acomodaremos las bicis al autobús para partir a las 7:00 hacia la localidad de Ayerbe. Allí emprenderemos la ruta en este entorno privilegiado pre-pirenaico. La salida está abierta tanto a socios del club como a amigos y acompañantes, se abrirá las inscripciones un mes antes (2 de Mayo). Aquí os dejo una descripción del entorno donde nos moveremos.
Reino de los Mallos, un entorno natural protegido.
Un castillo medieval de película. Ríos de aguas bravas. El paraíso de los escaladores. Y dulces para chuparse los dedos. Todo esto y mucho más te espera en el territorio conocido como Reino de los Mallos.
La Comarca de La Hoya de Huesca se encuentra en la zona intermedia del Alto Aragón, enmarcada entre las sierras pre-pirenaicas de Santo Domingo, Loarre, Caballera, Gratal y Guara, al norte, y las llanuras meridionales que suponen la antesala de la Estepa Monegrina, al sur. Esta situación de transición garantiza una gran diversidad natural.
Las formaciones geológicas denominadas «Mallos» son características de esta zona, como los Mallos de Riglos, Agüero y Murillo en el entorno del río Gállego o los Mallos del Salto de Roldán y Vadiello en el Parque Natural de la Sierra de Guara.
Nuestros cielos son frecuentados por aves rapaces, como el buitre leonado,el milano y el quebrantahuesos, y por aves acuáticas que hacen escala en su trayecto migratorio a lo largo de la península.
Toda la zona está salpicada por campos de almendros y cerezos, que, en su época de floración, nos brindan un auténtico espectáculo con sus inconfundibles flores blancas.
A poco más de 30 kilómetros al norte de Huesca se levanta majestuosa una fortaleza medieval que te dejará asombrado: el castillo de Loarre. Construido entre los siglos XI y XIII, la fama a Loarre le viene por ser el castillo románico mejor conservado de Europa. Sus pasadizos, torreones, capillas y mazmorras te harán viajar por un momento a la Edad Media. Por eso, y por su excelente estado de conservación, no resulta extraño que el director Ridley Scott lo eligiera para rodar El Reino de los Cielos. Fíjate en los capiteles y asomarte al Mirador de la Reina para disfrutar de una panorámica del Prepirineo que te resultará inolvidable.
Aprovecha el viaje para pasear por las calles de Ayerbe y descubrir sus elegantes plazas y casonas renacentistas. Aquí vivió parte de su infancia y adolescencia el nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal, y en torno a su figura existe un centro de interpretación en la localidad. ¡No te vayas sin probar las riquísimas tortas de Ayerbe!
Lo que también está a un paso de Huesca y merece la pena que visites es Bolea, presidida por su imponente colegiata. Entra y observa su magnífico retablo mayor, considerado una obra maestra de la pintura renacentista.
Más adelante, la carretera corre paralela al río Gállego. Enseguida contemplarás a lo lejos los imponentes Mallos de Riglos, extraordinarias formaciones geológicas de color rojizo. Nunca habrás visto nada parecido. Puedes desviarte hasta el pueblo que les da nombre para ver de cerca estos gigantescos paredones rocosos que constituyen un lugar excepcional para la práctica de escalada.
Y si te apetece, complementa esta visita con los Mallos de Agüero, a escasos kilómetros al otro lado del río. Además de dar cobijo al pueblo a sus pies, albergan una importante colonia de buitres siempre en vuelo en sus alturas. A las afueras de Agüero encontrarás la enigmática e inacabada ermita de Santiago. Visitarla es una delicia en cualquier época del año. Y otra ermita por la que merece la pena hacer un alto en el camino es la de la Virgen de la Peña, en Aniés, ubicada en un espectacular entorno natural.
Más al norte, la carretera se trenza con el río a partir de Murillo de Gállego (donde podrás practicar rafting con la ayuda de las empresas de aventura allí ubicadas) y supera después un barranco hasta abrirse en el Pantano de la Peña. El Gállego cruza a continuación un espectacular puente de hierro sobre sus limpias aguas, rodeado de ‘foces’ o barrancos de gran belleza.
Mallos de Riglos
El conjunto formado por las enormes moles rocosas de los Mallos con el pueblecito de Riglos a sus pies, conforma una de las estampas más características del paisaje aragonés.
La palabra aragonesa «mallos» (mazos) se aplica a los grandes escarpes rocosos que por efecto de la erosión van quedado aislados de la montaña, a modo de pilones. En Riglos constituyen unos esbeltos relieves, con paredes de más de 200 m. en vertical, rematados por cimas cupulares cuyas cotas absolutas enrasan a los 900 m. Contemporáneos o ligeramente posteriores a la elevación de las cadenas alpinas, los Mallos de Riglos se formaron por acumulación de material procedente de la destrucción de los relieves pirenaicos, depositado al pie de la montaña por el río Gállego en un gran cono de deyección. Su aspecto actual se debe a la erosión.
Cada mallo tiene un nombre propio, cuyo origen procede en algunos casos del nombre de algunas casas de Riglos (Firé y Pisón), de su forma o color característico o en homenaje a escaladores y otras personalidades. Son: Firé, Pisón, el Puro, el Castilla, los Volaos, el Cuchillo, el Melchor Frechín, la Visera, el mallo del Agua, Colorado, Chichín, Herrera, Magdalena, Cored, Carilla, Aguja Roja, Gómez Laguna, Capaz, Paredón de los Buitres y Macizo d’os Fils.
Las paredes de los Mallos han atraído a escaladores desde los orígenes de este deporte y su nombre está ligado al de grandes escaladores de Aragón y del resto de España. La incesante actividad escaladora ha propiciado la creación de numerosas vías de ascensión. Además, desde sus cimas es habitual la práctica del salto Base y en el macizo d’os Fils se ha habilitado una vía ferrata.
Ermita de Nuestra Señora Virgen de la Peña
Anies es un pequeño lugar situado a la falda de la sierra de Loarre. Se halla ubicado a pocos kilómetros al este de su famoso castillo que se divisa perfectamente desde su emplazamiento. Muchas veces se habla de «nido de águilas» para describir un lugar enriscado; pero en este caso esa definición va más allá de la metáfora. Acaso sería más real hablar de «buitrera» por ser esta la gran rapaz dominante en la zona. Sus inacabables planeos circulares con la Sotonera al fondo embrujan a quien tiene la suerte de contemplar la escena en sosiego.
El origen de la edificación en tan retrepado lugar hay que buscarlo en la leyenda. En lo escrito por el Padre Faci, la narración repite los arquetipos de cazador siguiendo la presa, cueva con hallazgo sagrado, deseo de la imagen de no ser trasladada de su lugar, etc. Quizá sea repetición de un hecho adecuada al lugar o manifestación del subconsciente colectivo.
Muchos son los elementos formales que atestiguan su origen románico. Los propios paramentos del templo son una prueba. Además quedan piezas escultóricas reutilizadas en diversas partes del lugar. Quizá el más sobresaliente, aunque tan desconocido como el capitel que luego veremos, sea el tímpano que se halla empotrado en el muro sur de la casa del santero, bajo un ventanal y a la izquierda del refuerzo que sujeta esa fachada.
El tímpano es de tosca labra y representa a un personaje con hábito estriado y una especie de refuerzo sobre pecho y espalda donde las estrías son oblicuas así como en el doblez de la zona inferior de su vestimenta talar. Centra la escena, que se ha esculpido un poco «obligada» a base de rebajar el espesor de la piedra. Bendice con la diestra alzada mientras que con la izquierda sujeta una alargada cruz con astil que se curva por imperativo del espacio. Sus facciones son toscas y el pelo está representado por estrías verticales hasta las cejas. Esta pieza se hallaría sobre la portada principal de acceso al templo románico -donde estuviere- y quizá el capitel que veremos más adelante formase parte de esa misma portada.
Comoquiera que el personaje debe de ser de la suficiente importancia para ocupar tan preeminente lugar, y no luce símbolos de divinidad, ni atributos episcopales así como ninguno de los que personalizan a los apóstoles más destacados; y si además se advierte su vestimenta, no es atrevimiento plantear que sea la representación del anacoreta Fray Juan, que llevó a cabo su vida eremítica en esta sierra. Junto con el grabado de 1642, serían las únicas representaciones existentes de este personaje ligado a la historia de la ermita.
El castillo de Loarre o castillo abadía de Loarre es un castillo románico. Desde su posición se tiene un control sobre toda la llanura de la Hoya de Huesca y en particular sobre Bolea, principal plaza musulmana de la zona y que controlaba las ricas tierras agrícolas de la llanura. Fue construido en el siglo XI y presenta un buen estado de conservación, lo que hace que sea uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar y civil del románico de España. Fue denominado Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional en el año 1906. Las instituciones regionales y comarcales están interesadas en promover su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El castillo se asienta sobre un promontorio de roca caliza que utiliza como cimientos. Esto suponía una gran ventaja defensiva, ya que así los muros no podían ser minados (técnica habitual en el asedio de fortalezas, que consistía en construir un túnel por debajo del muro para después hundirlo y abrir así una brecha por la que asaltar). Además está rodeado por una muralla con torreones.
El castillo está en bastante buen estado de conservación (salvo la parte del antiguo castillo de Sancho III de Navarra, mucho más deteriorada) y está considerado como la fortaleza románica mejor conservada de Europa. Destacan la pequeña capilla, la cripta de santa Quiteria, situada a la entrada (con una increíble acústica) y la majestuosa iglesia del castillo (de la que se desconoce el paradero de las pinturas románicas) en la que llama la atención la cúpula (por lo poco habitual que es en el románico).
El track de la ruta –> Enlace