Mi París Brest París

Buenos compañeros aquí os traigo una nueva entrega  ………espero que disfrutéis leyendo estas nuevas letras, en esta ocasión nos adentraremos dentro de la Paris Brest Paris……….

 Preparación, viaje, concentración y revisión de bicicletas.

Con la ilusión de un colegial preparando su viaje de fin de curso, empezamos a buscar y disponer todo, haciendo acopio de todo el material (en otra ocasión hablaremos del material) que creía necesario para la realización de esta prueba.

Tras haber alquilado y conseguido la auto-caravana había que ir a recogerla eso serian 600 kilómetros de ida y 600 de vuelta, hasta el punto de partida para salir hacia Rambouillet, concentración y salida de esta edición.

Ese día de agosto hacia una temperatura agradable, tras repartir el material personal en dos bolsas de deporte ,tipo mochila, partí hacia la nave para recoger la auto-caravana………menudo amarillo me dio cuando vi semejante trasto…….juer esto no va a poder aparcar en ningún sitio ¡Madre Mía! ………. A ver como se conduce este trasto………

Tras una pequeña formación de todos los sistemas de funcionamiento, toco arrancar hacia el punto de salida, que raro se hacia todo ya, curvas, frenadas……madre mía que sudada hasta pasadas unas horas no conseguí gobernar como era debido tremenda ballena….

Partimos a las 11:00 de la mañana del punto de recogida de la “Ballena”, y llegamos hacia las 17:00 horas al segundo punto para recoger al personal y material, cuatro participantes y dos auxiliares. Tras la carga de todo, y el curso de Tetris superado, iniciamos el viaje al país Galo.

Llegamos a Rambouillet a eso de las 10:00 de la mañana después de un viaje infinito, con relevos en la conducción, tras entrar en esa pequeña población, o eso me pareció a mi conduciendo semejante trasto, buscamos el sitio en donde deberíamos pasar la revisión de las bicicletas , por un módico precio tuvimos el privilegio de estacionar la “ballena” cerca de la salida, para toda la duración de la prueba ciclista. La lluvia fue una incansable compañera de viaje, y siguió acompañándonos mucho tiempo.

Toca la hora de la revisión de las bicicletas, se repasa antes todo el material de nuevo por cuenta propia, no vaya a ser que falle algo.

En la inmensa cola para pasar por la carpa de revisión de bicicletas ,como de costumbre desde que llegamos al país galo, nos acompaña una incansable lluvia, vamos encontrando gente conocida saludando, charlando e intercambiando opiniones, a la vez que empapándote, no solo de lluvia, también del espíritu de esta singular prueba descubriendo máquinas y artilugios de dos ruedas y pedales,( en otra entrega lo dedicaremos a este asunto). Una vez dentro de la carpa nos colocan una pegatina en el cuadro de la bici con una letra y números, te entregan un bidón de agua recuerdo de la prueba, comprueban que esté todo en orden, luces, frenos transmisión y alguna cosilla mas que les dé por revisar. Ya una vez fuera, se deja la bicicleta en un estacionamiento de bicicletas, igual disposición que el box de transición de un duatlón, y de allí empapándonos nos dirigimos a unas casas en donde  nos harán entrega en las mismas de la bolsa de participante, con tu placa de bicicleta, instrucciones, libro de ruta, chaleco de obligado uso y carné de sellado, si has pedido y pagado el maillot conmemorativo también.

Ya vuelta a la auto-caravana, hay que descansar lo máximo posible, pues han sido muchos kilómetros de viaje, mucha lluvia y todo esto hace mella en el cuerpo, que no en la moral.

Ya las horas van transcurriendo entre algún paseo a los alrededores de Rambouillet, con visita obligada a su château

alguna bebida, comidas cargadas de hidratos de carbono procurando que no se hagan pesadas, me sentía privilegiado ya que de esa parte se encargaban las dos personas que fueron en el papel de “auxiliares” a los que estoy muy agradecido del trato dispensado hacia mi persona……………………………………….

El Conde del Bravial