CRONICA 2018
La Edición 2018 revistió un matiz especial. No fue únicamente una Pionera más. Fue La Pionera del 150 Aniversario. Por tanto se imponía hacer algo especial, o lo que es lo mismo, aportar unos complementos conmemorativos. Y así se hizo.
La Pionera no es una llamada multitudinaria de biciclásicos. No todos los aficionados a esta modalidad ciclista están dispuestos a meterse en un viaje hasta Zaragoza, pasar l anoche pedaleando y regresar luego a casa con el sueño acumulado. Sin embargo sí que es una experiencia para añadirla al menos una vez al bagaje personal de este tipo de practicantes. Por otro lado, una masiva participación haría muy complicado su control en la noche, pese a que rodamos por una excelente carretera sin tráfico.
Bien, pues disfrutando de esa celebración nos empeñamos en hacer algunas modificaciones al programa “de siempre” y para empezar nos fuimos a cenar a Huesca. Lo hicimos en el Restaurante París (Allí empezó todo decía alguien). Una buena cena con el aperitivo de Toño Sanagustin y Alejandro que nos trajeron sus réplicas de velocípedos de Mariano Catalán. Quien lo deseó pudo sentirse por unas pedaladas un auténtico pionero.
Tras la cena llegó la pura realidad: un frio consistente que advirtió lo que venía: una noche de frio pedaleo y alegre convivencia. Para empezar la treintena de pioneros dio una vuelta al circuito urbano de San Lorenzo, escenario de prestigiosas victoria de ciclistas como Poblet, y por supuesto como Adolfo Bello, que nos narraba cómo en una ocasión, cuando iba derechito a la victoria acabó compartiendo la cerveza de la gente instalada en unos veladores. Eso no quita méritos a su victoria en este circuito y a un segundo puesto en otra ocasión. En ese paseo circular los noctámbulos quedaban impresionados por el pelotón de luciérnagas que salían de la nada y desaparecían. Los más “cargados” pensaban en alguna alucinación. Pero no era así. Era la realidad.
Con la policía Municipal delante dejamos Huesca y nos hundimos en la noche, una noche oscura, sin luna. Solamente despejada por los modernos led que nos permiten parecer camiones. El asalto a la cuesta de Las Canteras, como siempre, estiró el pelotón y eso hizo que la llegada a Almudevar fuese en un goteo. Allí nos esperaba el Alcalde, Antonio Labarta que no sabemos si trasnocha o madruga pero cada año nos espera a las cuatro y media de la mañana en la Casa de Cultura para ofertarnos la Trenza de Almudevar que fabrica Tolosana y que Asun Sancerni se ocupa de proveernos.
Antes de esta parada la bicicleta del amigo Farikle ya había hecho aguas. El de Abejar, que vino provisto de su grabadora y con una bicicleta de más de un siglo, se quedó tirado en la ruta y tuvo que ser acogido en el furgón de la Marcha. Entonces pasó a dedicarse a grabar y por ahí ronda su documental en Youtube.
Fernando, el fotógrafo, llevaba un silbato, nos ORDENó seguir hacia Zuera en grupo. Esta vez hubo pacto y efectivamente, rodamos en pelotón. Se advertía que algunos hablaban de temas diferentes. Otros reían, y la mayor parte tiritaba de frío. Hizo bastante frío. Quizá no tanto como en la primera edición pero nadie se quedó sin su correspondiente ración. De Huesca a Zuera (50 Kms) solamente nos cruzamos con dos coches.
Cerca de Villanueva comenzó a despuntar el alba, y ya se sabe que eso es cercan ía de huevos fritos con chorizo. El ritual se cumplió pero al poco de retomar la marcha, el oscense Miguel Angel tuvo un percance (caída) que requirió ser trasladado a realizar una revisión oftalmológica. Afortunadamente no hubo consecuencias más alla de alguna magulladura.
El acceso a Zaragoza por el Puente de La Almozara nos llevó a Santa Engracia, sonde se tiraron unas cuantas fotos que servirán para que cada pionero reciba en su casa una postal con su imagen, remitida con un sello conmemorativo de curso legal, con la imagen de Catalán.
Además de un estupendo sello de correos (promovido por Ruiz Olalla), en esta edición se ha editado un pequeño libro de la colección Libros de Maillot que edita La Biciteca, dedicado a Mariano Catalán y su viaje a Zaragoza junto con Gregorio Barrio en 1868
Una conmemoración con cena, sello, postal y libro, y por supuesto la participación de treinta pioneros entre los que figuraban varios primerizos en este arte del ciclismo clásico.
Todas las fotografías en el apartado de Portafolios
El próximo año volveremos….